martes, 5 de febrero de 2013

que las cartas no se enseñan

Desperté, aparentemente sin haber soñado nada. El reloj marcaba las 16.30, y yo estaba cansadísimo. Sólo quería volver a dormir. En algún momento de la noche debí de hacerlo, no sin antes un minucioso estudio sobre las imperfecciones del abohardillado techo de mi habitación, pues me volví a despertar, con el sol atacando mis ojos. Automáticamente, me acordé del sueño. Salía ella. Más de dos meses sin que visitara mi subconsciente y ahí estaba, desordenándome más. Miré el móvil, como acostumbraba a hacer nada más despertar (odiaba esa costumbre, denotaba dependencia, y no precisamente del cacharro) y, curiosamente, tenía dos mensajes. Uno era de la persona que había salvado mi último mes, deseándome buenos días (algo meramente simbólico, como ambos sabíamos) y el otro, de la co-protagonista de mi sueño. La verdad es que al principio me sorprendí, pero después recordé que habíamos dejado una conversación a medias la noche anterior. Y empezamos a hablar. Hablamos de muchas cosas, pasado, presente, futuro... De hecho, me ofreció ayuda en determinado tema, y yo acepté. No me vendría mal una vista objetiva.
Al llegar la noche, dicha conversación había terminado, quedando patente (como ya sabía, pero no había tenido ocasión de comprobar) que ya sólo permanecía el recuerdo, y que no sentía nada por ella.
Quizá ese fue el problema.
Durante todo el día, como era habitual, había estado hablando con Mona, quien se había encargado de mantenerme a flote las últimas semanas. Fue como si mi cerebro (o corazón, o alma) hiciera 'click'. Después de dos meses sin sentir nada, le iba a dar a las mariposas de mi estómago (que creía masacradas en un sanguinario genocidio) por despertarse. ¡Sin preguntar ni nada!
Al principio me emocioné. No sin razón llevaba tiempo esperando este momento. Sin embargo, no las tenía todas conmigo, así que comencé a asustarme, hasta el punto de entrar en estado de pánico. Seguí hablando con ella.
Llevaba tanto tiempo sin jugar que cuando comenzó la partida había olvidado que las cartas no se enseñan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario