sábado, 25 de abril de 2015

Realidad

A cada vuelta del tambor de la lavadora, el mundo empequeñecía. Andrea estaba de pie, sentado, mirándose la nuca. A la vuelta número 137 se giró y, mirándose a los ojos desde arriba, se dijo: “Sabes que eso no es una lavadora, ¿no?”. Aquello le pilló desprevenido, su voz sonaba rarísima, y se puso a observar la supuesta lavadora más detenidamente. Poco a poco fue comprendiendo que tenía razón, aquello no era una lavadora. Pero si no era una lavadora, ¿qué era?

La enfermera entró en la habitación 137 y, como cada mañana, encontró al interno a diez centímetros de la cómoda, observándola con absoluta concentración.

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