Corazón de piedra,
máscara de hielo. Había aprendido esa habilidad tiempo atrás, aunque solo la
había tenido que usar en dos ocasiones. Ella seguía hablando, o al menos movía
los labios como si lo hiciera. Al cabo de unos instantes, se dio cuenta de que
la chica se había abalanzado sobre su hombro y se había puesto a llorar. El
muchacho hizo un gesto con los hombros como de indiferencia, aunque quizá solo
quisiera zafarse. Después, con una actitud impasible, se dio la vuelta y se fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario