jueves, 2 de octubre de 2014

Caída al Oscuro

Tic. Tac. Tic. Tac. El muchacho estaba tumbado en la cama casi sin respirar. Cualquiera diría que estaba muerto, y casi lo estaba. A decir verdad, en unas horas yacería inerte, pero el tiempo transcurría lento. Tic. Tac. Tic. Tac. Sabía que había cometido el mayor error de su vida y que iba a pagar por ello. En realidad, eso no le importaba. Ese había sido su objetivo, alejarse de todo y de todos, huir como un cobarde, pensando sólo en él. Tic. Tac. Tic. Tac. Ese había sido el problema, pensar sólo en él. Aunque no era del todo cierto, pues también había pensado en ella. Había pensado que se había vuelto inmune después de todo. Había manipulado la realidad a su antojo, eso se le daba bien, pero esa era la última. Estaba decidido a redimirse al precio que fuera. Tic. Tac. Tic. Tac. Ahora ella estaba cayendo y en poco tiempo estaría ahí abajo, como la última vez. Él se había quedado en un pequeño saliente, como si hubiese vuelto al Mundo Tangible. Pero sabía por experiencia que no iba a durar mucho, que en cualquier momento volvería el dolor, se rompería por dentro en mil pedazos y caería de nuevo al Oscuro. Tic. Tac. Tic. Tac. Y llegó.

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